El rol clave de la detección temprana y la estimulación en el desarrollo infantil
Los trastornos del lenguaje, también conocidos como alteraciones o retrasos, incluyen dificultades para hablar, comprender o ambas. Muchos niños presentan estos desafíos en sus primeros años de vida, y las causas pueden ser muy diversas.
¿Por qué puede haber un trastorno del lenguaje?
Algunas causas son endógenas, es decir, propias del niño: factores genéticos, trastornos madurativos o una disminución auditiva. Otras son exógenas, relacionadas con el entorno: una escasa estimulación en casa, falta de interacción con adultos, o una exposición prolongada a pantallas pueden impactar de manera negativa en el desarrollo del lenguaje.
“Las causas pueden ser múltiples: desde alteraciones en la audición hasta una falta de estimulación adecuada. Por eso es tan importante observar y consultar ante cualquier duda”, explica el Dr. Carlos Orrego, Otorrinolaringólogo.
Lo importante es saber que cuando hay una sospecha —ya sea porque el niño no habla, no entiende consignas o responde de forma inusual—, es fundamental consultar. Generalmente, los padres son los primeros en notar estas señales, y luego el pediatra puede confirmar la necesidad de derivar a un equipo especializado.
Frente a una posible alteración en la comunicación, lo ideal es una evaluación integral: el otorrinolaringólogo puede descartar problemas auditivos; el neurólogo y el psicólogo aportan una mirada complementaria; y el fonoaudiólogo es quien brinda el diagnóstico y tratamiento precisos.
Pero el acompañamiento no se limita a lo clínico. En casa también se puede —y se debe— fomentar el lenguaje de forma activa. Hablar pausadamente, mirar a los ojos, explicar lo que se hace en cada actividad, adaptar las palabras si no se comprende una consigna, y jugar con el lenguaje en las rutinas diarias, son formas valiosas de ayudar.
Hablar con el niño, no solo al niño
No se trata de repetir una frase mil veces, sino de buscar maneras distintas y claras de decir lo mismo. Incluir a los niños en juegos, ordenar juntos, contar historias o cantar canciones son actividades que fortalecen la comunicación y el vínculo.
Conclusión
El desarrollo del lenguaje no es solo un hito evolutivo, es una herramienta esencial para que los niños se vinculen, expresen sus emociones y comprendan el mundo. Detectar a tiempo, estimular con amor y contar con la ayuda de profesionales hace una gran diferencia.