El screening auditivo neonatal es un estudio fundamental que permite detectar a tiempo posibles dificultades auditivas en los recién nacidos. Su objetivo es identificar si un bebé escucha correctamente o si presenta alguna alteración que requiera seguimiento.
El método más utilizado para esta evaluación son las otomisiones acústicas, una prueba rápida e indolora que permite determinar si el oído del bebé está funcionando adecuadamente.
Si las otomisiones acústicas arrojan un resultado negativo, no es motivo de alarma. En estos casos, se recomienda consultar con un otorrinolaringólogo y repetir la prueba, ya que ciertos factores transitorios pueden afectar el resultado. Sin embargo, si el resultado sigue siendo negativo en posteriores estudios, es necesario realizar potenciales evocados auditivos, un examen más detallado para evaluar la función auditiva.
Factores de riesgo audiológico
Algunos bebés requieren estudios más específicos, incluso si aprueban el screening inicial. Entre los factores de riesgo que pueden influir en la audición se encuentran:
• Antecedentes familiares de pérdida auditiva.
• Embarazo no controlado o con complicaciones.
• Infecciones durante el embarazo o el parto.
La detección temprana cambia vidas
“Los niños con disminución auditiva que reciben tratamiento a tiempo pueden desarrollarse con total normalidad. Sin embargo, si la detección es tardía, el impacto en su desarrollo será irreversible”, explica el Dr. Carlos Orrego, otorrinolaringólogo.
Conclusión
La audición es clave para el desarrollo del lenguaje y la comunicación. Un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia en la calidad de vida del niño. Por eso, el screening auditivo neonatal es una herramienta fundamental para garantizar un desarrollo óptimo. Si bien un resultado negativo puede generar preocupación, el seguimiento médico oportuno permite despejar dudas y, en caso necesario, actuar a tiempo para brindar las mejores oportunidades al bebé.