¿Por qué es fundamental estar vacunado?
El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que se transmite por el aire a través de gotitas respiratorias. Se estima que el 80% de las personas que entran en contacto con alguien infectado contraerán la enfermedad si no están vacunadas. Debido a su rápida propagación y posibles complicaciones, la vacunación es la mejor herramienta de prevención.
“El sarampión no es una enfermedad leve, como muchas personas creen. Puede derivar en complicaciones graves, sobre todo en bebés y niños pequeños, incluyendo neumonía, encefalitis y secuelas neurológicas. Por eso, es fundamental completar el esquema de vacunación y reforzar la inmunidad colectiva”, explica la Dra. Valeria Blumetti, subespecialista en Infectología Pediátrica.
El sarampión tiene un período de incubación de 10 a 14 días y se manifiesta en diferentes etapas:
- Fase inicial: fiebre alta, dolor de garganta, secreción nasal, conjuntivitis y tos seca. Estos síntomas suelen confundirse con los de un resfriado común.
- Aparición del exantema: entre el tercer y quinto día, surgen manchas rojas en la piel, que comienzan en el rostro y se extienden progresivamente hacia el tronco y las extremidades. Estas manchas suelen unirse entre sí, formando un patrón característico.
- Complicaciones: en algunos casos, el sarampión puede derivar en neumonía, infecciones del oído, encefalitis (inflamación del cerebro) o daño auditivo permanente. En bebés menores de un año, el riesgo de secuelas graves o muerte es mayor.
La vacuna contra el sarampión es segura y altamente efectiva. Se administra en combinación con las vacunas contra la rubéola y las paperas (triple viral). Para una protección adecuada, se requieren dos dosis:
- Primera dosis: entre los 12 y 15 meses de edad.
- Segunda dosis: entre los 4 y 6 años.
En caso de no haber recibido ambas dosis en la infancia, los adultos deben completar el esquema lo antes posible.“La vacunación no solo protege a quien la recibe, sino que también contribuye a la inmunidad colectiva, evitando la circulación del virus en la comunidad. Cuando hay bajas tasas de vacunación, aumenta el riesgo de brotes y reintroducción de enfermedades que estaban controladas”, enfatiza la Dra. Blumetti.
Conclusión
El sarampión es una enfermedad grave, prevenible con vacunación. Completar el esquema de inmunización es una medida esencial para protegerse a uno mismo y a la comunidad. Si tenés dudas sobre tu estado de vacunación, consultá con un profesional de la salud y asegurate de estar protegido.