Durante el segundo semestre de vida, muchas familias consideran el uso del andador como una forma de estimular el inicio de la marcha en sus bebés. Sin embargo, esta práctica puede alterar el desarrollo motor natural del niño.
¿Qué efecto tiene el andador en el desarrollo del bebé?
El andador es un dispositivo que permite al bebé desplazarse en distintas direcciones sin haber desarrollado aún las habilidades necesarias para caminar. “Este tipo de desplazamiento suele hacerse con las piernas en apertura, rodillas flexionadas y puntas de pie, una postura que luego tienden a repetir cuando comienzan a caminar por sí solos”, detalla la Lic. Belén Monteiro.
Este patrón forzado puede alterar la marcha natural y generar dificultades en el desarrollo postural, afectando la estabilidad, el equilibrio y la fuerza muscular que el bebé debería construir de manera progresiva a través del movimiento libre en el suelo.
Durante esta etapa, los bebés comienzan a experimentar movimientos esenciales como girar, arrastrarse, sentarse, gatear y finalmente pararse. “Todas estas habilidades previas a la marcha fortalecen los grupos musculares y estimulan la coordinación neuromotora”, explica Monteiro.
El uso del andador, en cambio, puede interrumpir estos procesos naturales y retrasar el cumplimiento de pautas madurativas importantes. En lugar de favorecer un desarrollo saludable, impone una postura y un tipo de desplazamiento para el cual el bebé aún no está preparado.
La mejor manera de acompañar al bebé en esta etapa es brindarle un entorno seguro para que explore libremente. Un espacio amplio, con elementos estimulantes y tiempo en el suelo, le permitirá descubrir sus capacidades a su ritmo, sin forzarlo ni condicionar su postura.
También es importante ofrecerle contención emocional, juegos interactivos y mucha observación para acompañar sus avances sin intervenir de forma prematura.
El desarrollo motor no es una carrera. Cada bebé tiene su propio ritmo, y respetarlo es clave para que se sienta seguro, fuerte y autónomo.
Evitar el uso del andador no es solo una cuestión técnica, sino una manera de sostener un enfoque más integral, donde el movimiento libre, el respeto por los tiempos individuales y el vínculo emocional se integren para potenciar un desarrollo armónico y saludable.
Conclusión
El andador no acelera la marcha, y puede incluso retrasar hitos importantes del desarrollo motor. Acompañar al bebé desde el suelo, con libertad de movimiento y un entorno seguro, es la mejor manera de ayudarlo a crecer fuerte, estable y seguro. Si tenés dudas o buscás orientación profesional, no dudes en consultar con una kinesióloga infantil como la Lic. Belén Monteiro, que puede guiarte con herramientas claras y basadas en evidencia.
			



