El inicio del trabajo de parto es un momento lleno de expectativas, dudas y emociones. Una de las señales más claras de que el cuerpo se está preparando para el nacimiento son las contracciones. Sin embargo, no todas las contracciones significan que el parto ya comenzó. Existen distintos tipos, cada uno con características propias y una función específica en el proceso. Reconocerlas puede ayudar a las futuras mamás (y también a los papás y acompañantes) a transitar este momento con más confianza y tranquilidad.
– Contracciones tipo A
Son las primeras en aparecer, incluso antes de que la embarazada pueda notarlas. Tienen la función de preparar el canal del parto de manera progresiva. No generan dolor ni incomodidad y suelen pasar completamente desapercibidas, aunque cumplen un rol fundamental: “entrenan” al útero para lo que vendrá después.
– Contracciones de Braxton Hicks
También llamadas falsas contracciones, aparecen hacia el final del embarazo. A diferencia de las tipo A, son perceptibles: la panza se endurece y puede sentirse cierta molestia. Sin embargo, se caracterizan por ser irregulares e impredecibles, lo que las diferencia de las contracciones de parto verdadero. No provocan cambios en el cuello del útero, pero sí ayudan a ir sensibilizando al organismo y a familiarizar a la embarazada con la sensación de contracción.
– Contracciones de trabajo de parto
Cuando las contracciones comienzan a ser regulares, progresivamente más intensas y frecuentes, estamos ante el inicio del trabajo de parto real. Estas contracciones cumplen la función de borrar el cuello del útero y generar la dilatación necesaria para que el bebé pueda nacer. La señal más clara para acudir a la guardia, hablar con la obstetra o partera es si las contracciones son muy intensas y regulares durante un lapso de aproximadamente una hora y media.
Conclusión
El cuerpo de la mujer atraviesa diferentes etapas antes de dar a luz, y cada tipo de contracción tiene un propósito único en ese camino. Saber identificarlas es una manera de vivir el proceso con mayor seguridad y de reconocer el momento justo para buscar acompañamiento profesional. Como señala la Dra. Samanta Jaikin, escuchar al cuerpo y mantener un diálogo abierto con el equipo de salud son claves para transitar el parto con confianza y calma.