Cómo prevenir asimetrías en la cabeza del bebé desde los primeros días de vida
Durante los primeros meses de vida, el cráneo del bebé es muy distinto al de un adulto: está formado por varios huesos que aún no están completamente unidos y que se conectan mediante membranas. Esto lo vuelve más flexible, pero también más vulnerable a ciertos cambios en su forma cuando se ejerce presión prolongada sobre zonas específicas.
Existen dos formas frecuentes de alteración en la forma del cráneo:
- Plagiocefalia: aplanamiento lateral, es decir, hacia un costado.
- Braquicefalia: aplanamiento en la parte posterior de la cabeza.
Estas asimetrías pueden estar presentes desde el nacimiento o aparecer con el tiempo, especialmente si el bebé pasa muchas horas con la cabeza apoyada sobre una superficie firme, como el cochecito, el huevito del auto o el piso.
“El cráneo del bebé es blando y maleable. Por eso es tan importante observar cómo y cuánto tiempo permanece apoyado en una misma posición”, explica Paula Galo, Lic. en Kinesiología y Fisiatría.
La clave está en la variedad de posturas y en reducir los tiempos prolongados de apoyo en una sola zona del cráneo. Si el bebé estuvo más de dos horas en un viaje, por ejemplo, lo ideal es retirarlo del huevito apenas llegamos a casa y colocarlo en un espacio seguro como la cuna, la cama o una manta en el piso.
Además, los momentos de tummy time (boca abajo y supervisado) son fundamentales para fortalecer la musculatura del cuello y favorecer el desarrollo motriz, a la vez que disminuyen el tiempo de apoyo en la parte posterior de la cabeza.
Siempre es importante hablar de estos temas con el pediatra en los controles habituales. Si se detecta alguna asimetría, el profesional podrá evaluar el caso y, si lo considera necesario, derivar a especialistas que descarten otras causas o propongan estrategias específicas de abordaje.
Observar la forma del cráneo del bebé y acompañar su desarrollo desde los primeros días es clave para favorecer una evolución saludable. Con pequeños cambios en la rutina diaria y un seguimiento adecuado, es posible prevenir alteraciones que, en muchos casos, son evitables.
Conclusión
El aplanamiento craneal puede pasar desapercibido en los primeros meses, pero su impacto en el desarrollo no debe subestimarse. Estar atentos a la forma de la cabeza del bebé, ofrecerle variedad de posturas y reducir los tiempos de apoyo prolongado son acciones simples pero poderosas. Con una mirada preventiva y el acompañamiento de profesionales, es posible intervenir a tiempo y favorecer un crecimiento armónico desde los primeros días de vida.