Los dientes de leche comienzan a formarse mucho antes de lo que imaginamos: durante la vida intrauterina. Sin embargo, su erupción suele darse aproximadamente a partir de los seis meses de vida. Este dato, aunque frecuente, no es una regla estricta. Algunos bebés pueden tardar más o menos en mostrar sus primeros dientitos, y eso no debería preocuparnos. Lo verdaderamente importante es la secuencia en la que van saliendo, más que el momento exacto.
¿Y si empieza a comer sin dientes?
Es totalmente esperable que al iniciar la alimentación complementaria —alrededor de los seis meses— tu bebé no tenga dientes, o tenga apenas dos, tres o cuatro. En esta etapa, los dientes no son indispensables para alimentarse. La masticación se da inicialmente gracias a la acción de las encías, que cumplen un rol fundamental. Por eso, podés ofrecer alimentos blandos y enteros, sin necesidad de hacer purés. De esta forma, tu bebé podrá ir desarrollando sus habilidades de masticación desde temprano.
Con el tiempo y a medida que tu hijo adquiera más destrezas para masticar, podrás incorporar alimentos con diferentes texturas y tamaños. Esta evolución es parte natural del desarrollo y favorece no solo el aprendizaje de la masticación, sino también la aceptación de nuevos sabores y consistencias.
Higiene bucal: desde el primer diente
El cuidado de la boca no empieza cuando hay una dentadura completa, sino con el primer diente. Apenas aparece ese primer dientito, es momento de iniciar la higiene dental. En un principio, podés utilizar una gasa humedecida para limpiarlo suavemente. Luego, podés pasar a un cepillo de silicona o a un cepillo convencional según la edad del niño.
“Lo más importante es que el cepillado siempre lo realice un adulto. El niño puede participar para crear el hábito, pero la limpieza efectiva debe estar guiada y supervisada”, explica Constanza Maroni, odontóloga.
Es fundamental que el cepillado lo realice siempre un adulto, al menos durante los primeros años. Aunque el niño puede participar del proceso y “jugar” a cepillarse para adquirir el hábito, la limpieza efectiva debe estar en manos del adulto responsable. Este gesto diario construye rutinas de cuidado y previene problemas futuros.
Conclusión
El desarrollo bucal en los primeros años está lleno de particularidades, y conocerlas ayuda a acompañar a tu bebé con tranquilidad y confianza. No es necesario que tenga dientes para empezar a comer ni es preocupante si los primeros tardan en aparecer. Lo importante es ofrecer experiencias respetuosas, seguras y amorosas que favorezcan su desarrollo integral. Ante cualquier duda, siempre es buena idea consultar con un odontopediatra para seguir de cerca esta etapa tan especial.




