La mirada profesional de la odontóloga Constanza Maroni sobre un problema frecuente en la infancia
¿Tu bebé se muestra más irritable al momento de comer o se queja cuando le cepillás los dientes? Uno de los motivos puede ser la aparición de una llaga. Las llagas, también conocidas como aftas, son lesiones dolorosas que aparecen de forma repentina en la boca y pueden dificultar la alimentación o la higiene bucal.
Estas lesiones suelen localizarse en la parte interna de los labios, los cachetes, debajo de la lengua o en el piso de la boca. Se trata de una pérdida de tejido que genera dolor, pero que, en la mayoría de los casos, remite sola entre los 7 y 10 días, sin dejar cicatriz.
¿Qué tipos de llagas existen y por qué se producen?
Existen distintos tipos de aftas. Las más comunes tienen forma de erosión y no dejan marca. Otras, como las aftas mayores, pueden ser más profundas y llegar a dejar cicatriz.
“La aparición de una llaga puede estar influida por múltiples factores, pero siempre hay una predisposición genética de base. A esto se suman situaciones como el estrés, el consumo de alimentos irritantes —como el chocolate o la frutilla— o incluso el roce de un diente que está erupcionando”, explica la odontóloga Constanza Maroni, especializada en salud bucal infantil.
Lo más importante es no alarmarse. En la mayoría de los casos, estas lesiones desaparecen espontáneamente. Durante ese tiempo, se recomienda mantener una alimentación suave, libre de irritantes, y observar la evolución de la lesión.
“Si la llaga no desaparece después de 10 días, o si genera un dolor muy intenso que interfiere con la alimentación o el sueño del bebé, es fundamental consultar con un odontólogo”, señala Maroni.
Comprender por qué aparecen estas lesiones y cómo actuar frente a ellas brinda tranquilidad a madres, padres y cuidadores. Saber que no todas las molestias indican una patología grave permite acompañar con empatía y confianza el crecimiento del bebé. Y, ante la duda, siempre es mejor contar con el respaldo de una profesional.
Conclusión
Las llagas en la boca de los bebés pueden generar momentos de incomodidad y preocupación, pero en la mayoría de los casos no representan un problema grave. La clave está en observar, cuidar la alimentación durante esos días y, si es necesario, consultar a una especialista. El acompañamiento profesional oportuno puede marcar la diferencia, brindando tranquilidad a las familias y asegurando una adecuada salud bucal desde los primeros años.